Todo está conectado. Conste que no lo digo yo, sino la campaña publicitaria de un nuevo periódico gratuíto que se anuncia por televisión. El ingenioso spot del da comienzo cuando un individuo tira inocentemente de un cable y continúa con una rapida secuencia de imagenes en las que vemos, entre otras cosas, a Fidel Castro precipitandose tras un tropiezo, una multitud echando abajo una estatua de Sadam Husein y el pinganillo de Bill Gates huyendo de su oreja dando a entender que todas las situaciones estaban relacionadas por el inocente y curioso tirón de una persona anónima. Al final del anuncio podemos leer el nombre del rotativo y bajo este, a modo de lema, "todo está conectado". El anuncio es innegablemente bueno, cumple su fin publicitario y, seguramente, habrá sido objeto de profundos comentarios en innumerables tertulias de sobremesa. Pero se queda corto. Sí, todo está conectado, y lo está hasta tal punto que de ser consciente no nos quedaría más remedio que retirarnos ,a la manera de Thoreau, y vivir de nuestro huerto en lo más recóndito del páramo leonés. Este es un blog que pretende recoger reflexiones y aprendizajes de mi asignatura de Sistema Económico Mundial, ahí es nada... es como pretender que alguien explique resumidamente conceptos como el Universo, el Hombre, la Historia o Dios. Cómo no me apetece estudiar en verano creo que lo más indicado es empezar por éste último, esto es Dios.
Decía hace poco uno de mis profesores de la facultad (vanitas vanitatis, en atención al Sr. Carballo, promotor de este blog, y a menos que los afectados tengan algún interés en aparecer identificados en el mismo, idea tan divertida cómo improbable, no creo que deba incluir el nombre de ningún profesor ajeno a la asignatura-eje de este blog, Sistema Económico Mundial) decía pues mi profesor que en la antiguedad el pueblo creó a sus reyes para que estos les mirasen y dijesen "tu eres mi pueblo". El pueblo, los individuos reunidos en grupos, necesitan de un elemento ajeno a ellos les diga lo que son, quieren que algo les defina como un eco heterónomo de lo que ellos mismos creen que son o quieren ser. "Tu eres mi pueblo" decían los monarcas, pero ¿a que nos recuerdan estas palabras? ¿no usaba el dios de los judíos la misma fórmula para iniciar sus alocuciones, siempre terribles, cuando se dirigía a "su pueblo elegido? Sabemos que el Antiguo Testamento, al igual que el Coran o algunos Evangelios fueron escritos cuando sus supuesto autores hacía siglos que criaban malvas y los hechos que relatan habían sido sepultados in the sands of Time. Sin embargo todos "sabemos" que Yahve habló a Moises en el Sinaí para dictarle unas normas de obligado cumplimiento para los Israelitas; nos consta que Alá, mediante el Arcangel Gabriel, dictó a un camellero analfabeto una serie de preceptos que mantendrían a la umma unida en el objetivo común de expandir la verdadera religión; tambien conocemos la historia de como el hijo de Dios redimió al hombre de sus pecados y nos dejó, al mandarle de vuelta al Padre de forma tan precipitada y grosera, un sólo mandamiento del que los sucesivos Obispos de Roma han extraído un corpus iure que durante siglos ha definido lo que es y debe ser la Cristiandad. Al parecer Dios tiene el feo vicio de apostar a tres bandas o más y competir con más de un caballo en la carrera del mundo. Personalmente desconfiaría de alguien que dice amarme más que a nadie si al día siguiente me entero de que al vecino le arrulla con la misma aseveración... Claro que siempre podrá pensar que el vecino es un mentiroso o un iluso, e incluso si veo a la persona amada pasando más tiempo con el vecino que conmigo podría interpretarlo cómo un intento por darme celos o una manera sútil de decirme que he hecho algo mal y que debo enmendarme o quedarme sólo. En fin, con el escepticismo que da haberse criado en colegio de curas, tiendo a pensar que Dios no define a su pueblo, es el pueblo el que se inventa a Dios para que le diga como es o debe ser. En las guerras de religión los hombres no se espanzurraban en el campo de batalla para defender a Dios, sinó para defender su identidad como pueblo en su grado más alto de sacralidad. El afgano piojoso no hace la Yihad para extender el Islam, sinó para expulsar de su casa a quien pone en entredicho lo más preciado del individuo: su identidad. Ahora que ya sabemos a lo que se dedica y cual es el origen de Dios(bueno, no lo sabemos, sólo propongo) falta atribuirle una naturaleza. Centrandonos en el mundo cristiano, la naturaleza de Dios ha variado a lo largo de los siglos: arrianos, armenios, coptos, apostolicos romanos y una larga lista de sectas lucharon a todos los niveles en los primeros tiempos del cristianismo sobre menudencias de la identidad divina y sus ad lateres. Pronto el monopolio de determinar la naturaleza divina y su voluntad quedó reservada al sucesor de Pedro en la Ciudad Eterna de los católicos. En este momento Dios no es la expresión plena de la identidad de los pueblos, sólo de forma parcial es aceptada la naturaleza divina: encarna únicamente aquellos aspectos del individuo considerados positivos y pasa a ser un instrumento que justifica el orden feudal en todos sus niveles y ámbitos. Dios no es sinó la manifestación de lo que en terminos freudianos llamamos superego. ¿que pasa con la faceta oscura de los individuos? tambien existe un dios para ella, sólo que se llama Satanás (el adversario) y su compañía es poco recomendable. Las competencias de Dios y el Diablo varían de manera difusa según las necesidades del tiempo, lo que antaño es bueno ahora es malo y tú jodido siervo vete a arar mis campos mientras me cepillo a tu hija en la era porqué así lo ha dispuesto Dios.
Pasa el tiempo y Dios y el diablos desaparecen del consciente colectivo cómo algo de relevancia. ¿ha desaparecido Dios? No, Dios y el Diablo se han fundido de nuevo. Antaño Dios era una especie de ecuación determinada por la suma de todo lo positivo de los individuos y el Diablo la suma de todo lo tenido por malo. Igual que pasa cuando juntas en un vaso agua fría y caliente, el Dios y el Diablo han perdido su naturaleza y hasta su nombe tradicional al integrarse en algo cuyo significado está determinado por la suma total del la totalidad de valores, acciones, actitudes y tradiciones de la totalidad de los individuos del mundo. El nuevo dios es una globalidad esquizofrénica producto, en mayor o menor medida, de las acciones de la humanidad al completo. La naturaleza de Dios es la globalización, es el lago en el que desembocan en mayor o menor medida e intensidad las acciones de cada individuo, desde las del mayor ejecutivo de la mayor multinacional hasta las de la señora Gregoria que baja cada domingo al mercado de la plaza. Ahora no hay un Papa o un Pope que digan al pueblo como debe ser en nombre de Dios, ahora el pueblo sin intermediarios determina a cada segundo lo que Dios es. Me decían mis curas que incluso el movimiento del más pequeño músculo del hombre era voluntad de Dios, ahora el hombre, moviendo el brazo, determina lo que Dios es, y por ende, lo que él hombre es y debe ser. pero ¿que es el individuo?
Esta es una cuestión mil veces más difícil. Cómo sólo soy un estudiante supongo que nadie pretenderá que resuelva en un blog un asunto tan complicado cómo este. Aprovechando que todo lo que aquí digo se refiere, directa o indirectamente, a/al Sistema Económico Mundial creo que lo más pertinente es referirse al hombre en su faceta más sencilla y acorde con el objeto de esta asignatura, esto es el homo economicus.
El Homo Economicus es aquel que desarrolla su actividad vital en un escenario de recursos límitado condicionado por sus infinitas necesidades y, por lo tanto, está obligado a actuar de forma eficiente, esto es, satisfaciendo de la mejor manera sus necesidades recurriendo a una límitada cantidad de recursos. El Hombre económico nace de la escasez. Mal vamos. Si entendemos al hombre de la manera descrita, aislándolo de facetas de caracter más espiritual o emocional, es casi obligado afirmar que el buen Dios del hombre económico será aquel que le permita satisfacer en mayor o menor medida sus necesidades (Dios proverá , que se dice en lo pueblos). Pero no es así, o no para todos. El Dios de hoy es producto del hombre de hoy, y por lo tanto no entiende de "facetas de caracter más espiritual o emocional" tan solo de cómo satisfacer las necesidades de sus fieles, y sus fieles son la expresión pura y aséptica del hombre económico. Puntualicemos, no existe un bunker donde obesos caballeros con sombrero de copa fuman habanos y planean formas de destruir el mundo entre estertóreas risotadas, no hace falta. El bunker de gordos taímados existe, pero en él habita la señora Gregoria que compra muslitos de pollo al lado de acalorados financieros que hacen lo propio con acciones y bonos. La doña Gregoria volverá a casa y pasará la tarde empanando muslitos para la cena de los nietos y los ejecutivos regresarán a sus hogares, acariciarán a los niños y abrirán una botella de Dom Perignon para brindar con su esposa por lo bien que ha ido la jornada bursátil gracias a unas acciones de una empresa sudamericana de alimentación, incluso a los retoños se les llenará el fondito del vaso con champagne, ¡que contento está papi hoy!
Lo que ni papi ni la "señá" Gregoria sabrán cuando se acuesten es que ésta con sus muslitos de pollo y aquel con sus acciones han conseguido arruinar a los avicultores del Perú y reforzar el mercado armamentístico gracias a su apoyo a "Muslipollo S.A." de capital norteámericano ligado a "Warefare Proud Company".
Así es, a nuestro humilde entender el Dios del Hombre actual es lo que se ha venido a llamar Globalización, es tan omnipresente cómo el antiguo pero bastante más eficaz en sus acciones. Dios estaba por encima de todo, pues era el creador de todo, el Alfa y Omega; la Globalización no es sinó donde se junta todo lo que el hombre económico hace, es un conducto, libre de cualquier limitación, donde se junta la totalidad de acciones de los individuos.
Dios tenía iglesias y catedrales, la Globalización también: se llama mercado y mercados, es en ellos donde las "oraciones" de los fieles encuentran su plataforma de despegue. Me consta que el Dios antiguo solía prestar más atención a los principes de la Iglesia y a los del mundo secular, a los llamados "poderosos", La Globalización también es más sensible a los ruegos de los principes de hoy, a los que saben a donde dirigir sus oraciones con mayor eficiencia, a los que se han adaptado al concepto de homo económicus de manera exacta y han recibido las bendiciones del Dios nuevo por su acertada conducta. Resumiendo, los que sigan fieles a los principios del viejo Dios serán menos queridos a los ojos del Nuevo que aquellos que le han dado una patada en el culo a Yahvé y han aceptado en sus corazones la buena nueva de que el reino de la Globalizción ya está aquí, y es de este mundo.
"¿Es que los ricos no cree en Dios ni tienen valores?" preguntará alguién que no ha entendido nada de lo que digo. Por fuerza quien hoy en día es rico no puede creer en Dios ni tener valores "a la antigua". Entiendo que cuando digo rico me refier a los Ricos con mayuscula (aquella gente que detenta fortunas descomunales y que, además, tiene influencia sobre otros seres de los que saca mediante métodos poco honestos recursos que legitimamente no le pertenecen). Claro que cuanta mayor riqueza se tiene necesariamente más sospechosos son los métodos que se han empleado en obtenerla, pero que no se den por aludidos los venerables ancianos que encuentran a Dios en Los Jerónimos, abrevan en Milford y cenan en Lhardy. Son un residuo de épocas pasadas que parieron a la Criatura que ha crecido amamantada por la inconsciencia, ingenuidad y maldad de todos y cada uno de nosotros.
Llegados a este punto supongo que mi profesor, Sr. Carballo, estará considerando seriamente mandarme al otro grupo de la asignatura, y no le falta razón. Aquí he escrito sobre teología, filosofía, ciencias sociales y políticas, es decir, de todo lo que concierne al individuo a excepción de la economía (a menos que tengamos en cuenta las veces que he hecho mención directa a la asignatura, ya se que siempre un poco traída por los pelos...) pero coño, perdón por el taco, por algun sitio tenemos que empezar. Si vamos a hablar del Sistema Económico Mundial desde un punto de vista subjetivo lo mejor es que empecemos a conocernos y a asentar las bases sobre las que se desarrollará el contenido de la asignatura. Por eso, para hacerme perdonar este, el siguiente artículo va a ser una segunda parte (intentaré hacerlo más corto y ameno) introduciendo, ahora sí, lo que hemos empezado a dar en clase, el Estado y Keynes.